Los fabricantes alemanes Audi, BMW y Mercedes-Benz han sido, históricamente, los que han dominado el sector automovilístico no tanto en ventas como en calidad percibida, empaque, belleza y diseño. Muchos aún nos preguntamos porqué existe una abismal diferencia de precio entre estas tres compañías de alto standing y las generalistas. Hay quien habla de perfección en el acabado de los interiores, de la carrocería galvanizada, del ruido que el coche hace conforme pasa el tiempo... Argumentos todos ellos que bien podrían aceptarse hace unos años, pero que con la llegada de las últimas generaciones de las berlinas medias generalistas han quedado en entredicho.
Volkswagen ya empezó a acortar distancias en calidad -y también en precio- con el trío de ases hace ya unos años. Podríamos decir que es la más premium entre las marcas generalistas, ya que compite con ellas. En el segmento C, por ejemplo, el Golf es toda una referencia, no sucede tanto con el Polo, que se ha quedado un tanto rezagado respecto a la competencia, pero sí desde luego con el Passat, que es, literalmente, el ejemplo a seguir. Sin embargo, he de confesar que discrepo sustancialmente en que la actual generación de la berlina germana sea el summum del diseño. Para empezar, la carrocería se ha alargado más de la cuenta en el voladizo trasero, lo que unido a una línea de cintura ascendente de delante a atrás, hace que el coche se vea exageradamente largo y alto en la parte trasera dependiendo del punto de vista. Además, la zaga no hace justicia a un frontal mucho más logrado, con un diseño inclinado nada elegante y una especie de saliente en la tapa del maletero -que también está adoptando Audi, creo que erroneamente- que lo termina de rematar. Por su parte, el interior no aporta nada nuevo en diseño ni calidad, sino simplemente, un salpicadero Volkswagen de sobra conocido.
Los fabricantes no han tardado mucho en inspirarse en el Passat para las nuevas generaciones de sus berlinas medias, a costa incluso de perder la propia personalidad de las mismas. El caso de Ford con su Mondeo es uno de los más llamativos, ya que en su anterior generación ya empezaban a emparentarlo con el Passat, y en la recién llegada se ha terminado de confirmar la influencia que el alemán tiene sobre los diseñadores de Ford. Rasgos aparte, el nuevo Mondeo tiene unos volúmenes y un tamaño -exageradamente mayor al de anteriores generaciones- muy semejantes al Volkswagen. En cambio, la calidad percibida se ha quedado muy por debajo, ya que el diseño no convence tanto y los interiores son verdaderamente decepcionantes. El Mondeo es, en definitiva, la versión espartana del Volkswagen Passat.
Y ya puestos en territorio nipón, Honda también ha remozado -o más bien, rebozado- su Accord, porque la actual berlina casi se confunde con la anterior. A pesar de que el último Accord ha sido el que más éxito ha tenido en su diseño, los directivos de Honda han debido quedarse sin presupuesto para la nueva generación. O eso, o que, viendo que el diseño ha gustado, han preferido no cambiarlo. Con unos pasos de rueda más musculosos y unos faros de nueva factura Honda pretende revalidar su coche estrella, aunque lo incierto es si los posibles compradores notarán los cambios o simplemente verán un modelo que, aunque bonito, está ya muy visto.
Por su parte, Opel ha visto en los últimos años como su Vectra terminaba quedando siempre por detrás de la competencia en diseño, calidad y, lo que más les duele, en ventas. Por ello, para la renovación han decidido cambiar hasta el nombre -ahora es Insignia- aunque lo demás no cambie lo suficiente como para hablar de una nueva era en la marca. Celosa siempre de los éxitos de sus compatriotas alemanes premium, Opel ha intentado alcanzarlos usando su mismo método: el conservadurismo. El Insignia es un Vectra que ha ido al gimnasio para muscularse un poco, aunque quizás es eso lo que deberían haber hecho en la actual generación y dejar ésta para algo más arriesgado, ya que lo único que ha cambiado significativamente es la forma de la parrilla frontal que, por cierto, se asemeja ¿cómo no? a la de los modelos Volkswagen (Passat incluido).
Por último vamos a echar un vistazo a Francia, cuyas compañías automovilísticas se han caracterizado siempre por la innovación estética, aunque no hayan sido siempre acertadas. Citroën, históricamente ejemplar en este apartado, es actualmente el ejemplo más descarado de resignación ante el virus alemán llevado hasta tal extremo que resulta vergonzoso escuchar el eslogan de su nuevo C5, "Carácter alemán, espíritu francés". La nueva generación de este modelo resulta lamentable para una marca que nunca ha necesitado tener que parecerse a nadie para vender sus coches, y su C5 ya trae de casa un estilo burgués, una carrocería sedan y una trasera Passat (con desafortunada inclinación de maletero incluída). Al menos el interior se distingue por un salpicadero asimétrico, el volante cuenta con pilar central fijo (marca de la casa), el frontal es Citroën y la luna trasera mantiene el detalle del C6 en su unión semicircular con el maletero, aunque no sabemos cuanto tiempo tardarán estos elementos en alemanizarse...
En los últimos días hemos conocido que Peugeot va a mantener su 407 unos años más con un restyling que, creemos, debería ser más profundo para tener éxito. En cualquier caso, la berlina de la marca del león hizo una excelente operación al sustituir un 406 de estilo serio y cuadrado por un modelo que supuso una revolución estilística en el momento de su lanzamiento y que sigue manteniendo el tipo con una excelente relación calidad-precio. El restyling no es el deseado, pero esperamos que en poco tiempo Peugeot nos sorprenda con un modelo arriesgado e innovador, como ya casi no hay.
En definitiva, el panorama de las berlinas en Europa es desolador. Con tres marcas conservadoras y continuistas en sus diseños hasta el aburrimiento que van marcando las directrices estéticas en el resto, quedando la innovación y el riesgo relegado a unos pocos que aún no han sido contagiados por el virus de la alemanitis. Y lo peor de todo es que ya está llegando a la población... Sálvese quien pueda.